Botánica

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El paisaje vegetal del complejo de relieves calcáreos de los Montes de Trapani está constituido por un mosaico de formaciones vegetales tanto arbustivos como herbáceos de carácter distintivamente mediterráneo. El elemento más característico de esta vegetación es la estepa de pastizales de Ampelodesmos mauritanicus, localmente conocida como “disa”, con su riquísimo cortejo florístico y de terófitas (plantas anuales) a las cuales se asocian pequeños arbustos como Micromeria graeca subsp. graecaCalamintha nepeta, Asparagus albus o como la Chamaerops humilis, la palma enana que confieren al paisaje vegetal de los Montes de Trapani un alto valor identitario. Este ecosistema, dinámicamente legado a formaciones de tipo forestal (encinas) puede representar, por un lado la última etapa de un largo proceso de degradación de la vegetación natural provocado de repetidos incendios y por la acción de la deforestación, por otro lado, se puede tratar del primer estadio de un proceso de recolonización seguido por el abandono de áreas agrícolas marginales como testimonio de varias señales de antropización (terrazas, muros a piedra seca, cúmulos de piedras del derrumbe de pequeñas estructuras rurales).

En esta zona están presentes numerosas especies de flora de gran interés fitogeográfico, como algunas especies endémicas sicilianas como Brassica villosa subsp.bivonianaCarlina sicula subsp. sicula, Centaurea parlatorisCentaurea ucriae subsp. ucriaeConvolvulus tricolor subsp. cupanianus o endemismos exclusivos de los Montes de Trapni como la Brassica villosa subsp. drepanensis o también exclusivas de un solo biotopo como Erica sicula subsp. sicula para las pendientes de Monte Cofano o en la Reserva de Lo Zingaro como la Cynara cardunculus var. zingaroensis.

Las formaciones forestales son verdaderas islas de naturalidad, quedan reducidas a fragmentos de bosque fósil (Bosco di Angimbè o Monte Scorace) o a masas forestales artificiales de coníferas y maderas exóticas (Monte Inici, Sparagio, Scorace, Baronia) que se sobreponen en cualquier caso a formaciones naturales originarias.

El paisaje agrícola tradicional de las colinas arcillosas y de las llanuras, estuvo en un tiempo caracterizado por los cultivos de cereal en los que la rotación de cultivos consistía en la alternancia de gramíneas (trigo, avena y cebada) y leguminosas (habichuelas entre otros), se mezclaba con la presencia de cultivos herbáceos (esporádicamente asociados con campos de almendros). Este se ha visto sustituido en numerosas zonas por la extensa plantación de viñedos, quedando como aislados los pequeños huertos de herbáceas y hortalizas.