Arqueología del Paisaje

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El paisaje de Sierra Nevada es una de las zonas de estudio del proyecto MEMOLA. Este entorno reúne unas características geográficas, ambientales e históricas que lo hacen único, y que permiten la conjunción de estudios de diversos ámbitos. En nuestro caso, este proyecto ofrece la oportunidad de aunar diversas disciplinas con el objetivo de ofrecer un estudio amplio que a lo largo de estos cuatro años intentará dar respuestas a numerosas cuestiones.

Hay numerosos indicios de la presencia de poblaciones desde la Prehistoria al pie de Sierra Nevada, especialmente desde época argárica, en la Edad del Bronce. Están ligados a la explotación de los minerales metálicos presentes en el macizo cristalino que compone este sistema montañoso. Son numerosos los yacimientos de esta época conocidos, especialmente en la cara Norte, cuya orografía es más sencilla por la presencia del altiplano y ha sido también más intensamente prospectada.

La romanización del territorio marcará una importante transformación en términos de aprovechamiento del territorio y de los recursos. La minería perderá peso, hasta probablemente incluso desaparecer en época imperial a favor de otras zonas de Hispania mucho más productivas y estratégicas. En la cara Norte se ha podido documentar bien (aunque siempre a nivel superficial), este abandono de los lugares de explotación y transformación de época ibérica. En su lugar aparecerán numerosos asentamientos de pequeñas dimensiones dispersos por el altiplano, ligados al proceso de centuriación y a la creación de una colonia romana en la actual ciudad de Guadix. En las zonas propiamente de montaña es muy difícil localizar algún resto de este periodo, lo cual no quiere decir que no haya un aprovechamiento del bosque o de las zonas de pasto ligado a una explotación extensiva que, necesariamente, habría de combinar las actividades agrícolas con la ganadería. Este hecho es especialmente significativo en la vertiente meridional, donde los restos de época romana son sorprendentemente escasos hasta el momento y se concentran siempre en las zonas más bajas, en torno al cauce del río Guadalfeo por ejemplo, aprovechando algunas áreas más llanas como la de Órgiva.

Y sin embargo, en toda Sierra Nevada existen numerosos topónimos preislámicos de claro origen latino. Muchos de los nombres de los pueblos actuales provienen del latín. De entre ellos llaman la atención especialmente los acabados en “-eira”, como Poqueira, Capileira, Pampaneira, Ferreira o Lanteira. La tradición popular ha querido ver en ellos el efecto de la repoblación castellana con gentes venidas desde Galicia en el siglo XVI. Sabemos que no es así, entre otras cosas, porque esos nombres existen ya en época andalusí. Son el resultado de la catellanización y previa arabización de derivaciones del latín vulgar tardío, de ahí su coincidencia con otras lenguas romances como el gallego o el portugués. Su abundancia, junto con otros numerosísimos topónimos y microtopónimos con el mismo origen, nos hablan de podríamos calificar de un primer “asalto a la montaña” en época tardoantigua.

En el contexto de la disolución de las estructuras de época romana, será común el fenómeno de la ocupación de las zonas montañosas hasta entonces prácticamente deshabitadas (aunque no necesariamente no explotadas). Este movimiento, que podríamos calificar de huida, está ligado no solo a las transformaciones sociales que tienen lugar en este periodo, sino también a cambios en las formas de explotación del medio y sus recursos.

La transformación del medio tendrá lugar sin duda con la conquista árabo-beréber del 711. Se abrirá a partir de entonces una nueva etapa marcada por  formas radicalmente distintas de gestión del territorio y los recursos, basadas en la intensificación de la producción agrícola a través de la extensión de los sistemas hidráulicos, la introducción de nuevos cultivos, de los sistemas de recarga de acuíferos de montaña y de nuevas estrategias de gestión comunal de la tierra y los recursos. De entre ellos, el más importante será, sin duda, el agua. Pero como decimos, el resultado será un complejo sistema de explotación que transformará radicalmente la montaña y las formas de vida campesina conocidas hasta el momento. Probablemente será un proceso largo, de varias generaciones, no solo por el enorme volumen de trabajo y energía empleado, sino también por las dificultades de integración con las comunidades locales ya existentes en el macizo montañoso.

Tenemos constancia de la instalación de numerosos grupos tribales de origen qaysí y yemení. Con toda seguridad también habría beréberes que no han dejado su huella. La revuelta del siglo IX mencionada con anterioridad nos da la imagen de un territorio poblado, donde coexisten de manera más o menos pacífica diferentes grupos sociales.

En el siglo X, este proceso de integración está plenamente conformado, no solo desde el punto de vista político, con el triunfo final del Estado Omeya, sino sobre todo desde el punto de vista social y territorial. Su principal expresión será la consolidación de territorios organizados a partir de alquerías, es decir, de comunidades rurales que gestionan de forma comunitaria un territorio y constituyen unidades fiscales además de poblamiento.

El estudio de Arqueología del Paisaje que se lleva a cabo dentro del proyecto MEMOLA en Sierra Nevada consiste fundamentalmente en la realización de la prospección hidráulica, excavación arqueológica y prospección superficial. Los sistemas de riego de Sierra Nevada creados en época andalusí se mantienen aún hoy en funcionamiento de forma casi continuada. La organización social de los riegos, así como su distribución en el paisaje (usando la fuerza de la gravedad para el transporte del agua hacia las zonas de cultivo intensivo) se mantienen igualmente de forma casi inalterada desde su creación. Esto permite que su estudio hoy nos ofrezca la posibilidad de conocer la organización del paisaje en época medieval. A partir de este conocimiento, y gracias a la aportación de las demás disciplinas participantes en el MEMOLA (agronomía, hidrología, botánica, ecología) se intentará hacer una reconstrucción de la evolución del paisaje. Con toda esta información el proyecto MEMOLA pretende aportar los datos necesarios para establecer actuaciones eficientes que permitan la sostenibilidad del paisaje natural-antropizado de Sierra Nevada.