Contexto histórico

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La historia de Sierra Nevada está estrechamente relacionada con las comunidades humanas que la han poblado desde la antigüedad. A pesar de ser un espacio protegido por su riqueza natural y biológica ha sido un espacio fuertemente antropizado en el que han dejado su huella las comunidades que han habitado el macizo y han aprovechado sus recursos.

Nuestro estudio parte esencialmente del final del periodo romano, en un momento en el que el territorio montañoso parece haber estado poco ocupado. Será entonces, con la caída del imperio, cuando Sierra Nevada parezca sufrir una ocupación de poblaciones que vienen de zonas limítrofes y comienzan a crearse asentamientos que han dejado su huella en el poblamiento actual. Esta ocupación plantea problemas relacionados con la disolución de las estructuras sociales de tipo antiguo, los procesos de huida de parte de la población y de formación paulatina de lazos de tipo feudal.

Estos procesos se verán sin embargo truncados por la conquista árabo-beréber del año 711. A partir de entonces, una nueva realidad social y territorial se irá implantando hasta consolidarse en el siglo X. Tenemos noticias de la instalación de numerosos grupos árabes en Sierra Nevada, tanto qaysíes como yemeníes. Su presencia supondrá un importante cambio en las formas de producción y de organización territorial.

La consolidación del Estado Omeya no estará exenta de conflictos. El principal tendrá lugar a lo largo de la segunda mitad del siglo IX. La revuelta conocida como la fitna, tendrá un foco en Sierra Nevada. El triunfo definitivo de los Omeyas supondrá la proclamación del califato y la consolidación territorial en distritos castrales.

Tras la caída del Califato Omeya de Córdoba a comienzos del siglo XI, Sierra Nevada será dividida entre dos reinos de taifa distintos y rivales, el de Granada y el de Almería. La unificación por parte de los almorávides a final del mismo siglo hará que esta situación no dure mucho. A los almorávides le sucederán los almohades y, finalmente, los nazaríes, hasta que todo el territorio sea conquistado definitivamente por los Reyes Católicos en 1492 y concedido en parte a la nobleza castellana.

Comenzará así un breve periodo mudéjar, hasta la revuelta de la población musulmana que será obligada a convertirse al cristianismo en 1499. La población, ahora conocida como morisca, se mantendrá en buena medida en el territorio hasta que se produzca una nueva revuelta en 1568. La guerra acabará con la derrota y la expulsión de los moriscos, lo que supondrá la despoblación oficial de prácticamente todos los pueblos y el inicio de un proceso repoblador con gentes venidas de fuera.

La llegada de estos nuevos pobladores no supondrá, sin embargo, un cambio traumático en el poblamiento, el paisaje o las formas de explotación del territorio, pero si la definitiva desaparición de las solidaridades campesinas y vecinales de las antiguas alquerías.

Desde entonces, las poblaciones de Sierra Nevada se mantendrán en buena medida en una situación marginal hasta prácticamente el siglo XX, si exceptuamos fenómenos como los de la minería (sobre todo en la cara Norte) o la paulatina difusión de los deportes de invierno.